viernes, 10 de julio de 2009

Zapatos adecuados

Así como los ojos son un reflejo del alma, el calzado es un claro espejo de la personalidad de quien lo lleva.

Que los zapatos hablan no es ninguna novedad. Y que a veces pueden decir mucho más de lo que quisiéramos tampoco lo es. Desde el nivel económico pasando por el carácter, jerarquía, estatus social, gustos y preferencias; si quien los lleva es limpio o sucio, obsesivo, excéntrico o divertido. Todo, o casi todo, puede adivinarse: sólo hay que echarle un vistazo minucioso al calzado del candidato en cuestión.

A la hora de elegir el atuendo, es recomendable empezar por los pies. De nada sirve estar impecable si los zapatos están en malas condiciones. Puede terminar arruinándolo todo. Es el cierre ideal, el protagonista absoluto. Un muy buen vestido con unos zapatos feos deja de ser un muy buen vestido. Por otro lado, un equipo normal puede transformarse en uno impresionante acompañado por un par de zapatos con estilo.

A la hora de comprar zapatos conviene priorizar la calidad antes que el precio. En materia de calzado, se aplica el famoso refrán que asegura que "bueno y barato, no caben en un zapato". Un buen zapato es una inversión a largo plazo y puede durar muchos años. un zapato a un precio demasiado bajo utiliza una materia prima económica. El buen cuero es caro porque pasó por un largo proceso. En cambio, el mal cuero no es elástico, no se amolda, el pie transpira.

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